La ortiga, aunque parezca imposible, tiene un gran potencial gastronómico. Se consumen sus hojas, que dejan de picar cuando las trituramos o las cocinamos, y que pueden recordar a las espinacas. Al ser una especie perenne de crecimiento rizomatoso, su cultivo es muy fácil, siempre que dispongamos de un suelo rico en nutrientes. En zonas secas es necesario regar. Se pueden realizar múltiples cosechas en un año, siempre con guantes.