La caléndula o botón ha sido tradicionalmente cultivada como ornamental, pero también tiene mucho interés como comestible (las flores y, en menor medida, las hojas). Tanto la germinación como el cultivo son sencillos, y con un mínimo mantenimiento se puede disfrutar prácticamente todo el año. Es, por tanto, una especie agradecida, que además muchas veces se replanta por sí sola.