Desde sus primeras singladuras, el Fram simbolizó el espíritu explorador y el ansia por conocer, inagotable como un fuego imposible de apagar: por muchas dificultades que haya y por terribles que sean los peligros, siempre habrá alguien que decida hacerles frente para llegar donde nadie ha estado, para penetrar en lo desconocido, hasta la última frontera. Fue diseñado por el constructor de barcos noruego Colin Archer, por un encargo especial de su compatriota el científico y maestro de la exploración polar Fridtjof Nansen.