Joaquim Cabot es un constructor de sueños. Se podría decir que aparte de su prestigioso oficio de joyero, que elevó la marca Cabot a la altura de las grandes orfebrerías europeas, su mayor 'joya' fue la del edificio del Palau de la Música. Presidió la Associació Orfeó Català cuando esta dio un salto organizativo y se planteó construir una sede permanente y un auditorio, que todavía hoy es una de las maravillas modernistas más emblemáticas de Barcelona y un referente en programación musical en todo el continente.