«¡Ese hombre es el horror! ¡Más que eso! Un infierno le habita, una vanidad criminal le guía». Nadie ha estado jamás recluido en una prisión tan segura, tan lejana y tan inexpugnable como la que habita Napoleón Bonaparte tras su derrota en Waterloo. Todo el mundo sabe lo que ha ocurrido. Quienes lo rodeaban, hartos de su ambición sin fin y de los desastres sucesivos, han decidido tratarlo como lo que realmente es: un genio del mal.