Desde el nacimiento de la música clásica, las mujeres que se atrevieron a componer fueron tratadas, en el mejor de los casos, con condescendencia: su vida sexual era objeto de escrutinio y a menudo servía para cuestionar su autoría. Sin embargo, las ocho protagonistas de este ensayo-Caccini, Strozzi, Jacquet de la Guerre, Von Martines, Hensel, Schumann, Boulanger y Maconchy-desafiaron las convenciones sociales que trataban de excluirlas del ámbito artístico y, pese a las adversidades, lograron fraguar una obra propia.