Al comienzo de la crisis económica en 2007, la vivienda se convirtió en un producto central en el sistema de cortocircuito de hipotecas otorgadas a particulares y empresas. A raíz de la crisis, y a raíz de la pandemia de COVID-19, la vivienda como derecho, en su forma más radical, resurgió debido a la vivienda local, la migración y las emergencias sanitarias.