Hoy, el prisma de Control Urbano es una lente de aumento sobre nuestro presente, dentro de un contexto globalizador que ha radicalizado las lógicas de segregación social y, con ellas, las desigualdades de clase, raza y género. La ciudad revanchista ha encontrado su relato perfecto en la utopía de la smart city, entronizada por los sectores adeptos a la industria tecnológica y la vigilancia masiva, que siempre encuentran en los pánicos sociales su mejor caldo de cultivo.