Un manuscrito que se borra para poder escribir encima, pero que conserva las huellas de lo anteriormente escrito: eso es un palimpsesto. Y es así como Alberto Campo Baeza presenta en este libro 'capas de ideas, imágenes y sentimientos' -como escribió De Quincey- y en las que se superponen sus reflexiones, sus amores arquitectónicos, sus fuentes de inspiración, sus poetas, arquitectos, filósofos y escritores preferidos, para recorrer, una vez más, no lo que la arquitectura tiene de moda y de efímero sino lo que tiene de constante