Los mares cubren más de dos tercios de nuestro planeta y, sin embargo, la mayoría de nosotros vive sus vidas en tierra, criaturas de un elemento distinto, fascinadas y aterrorizadas al mismo tiempo por la belleza y el poder de estos grandes cuerpos de agua. Sin embargo, hay quienes van al mar y llegan a conocer sus numerosos estados de ánimo-el tranquilo y límpido, el enfurecido y barrido por las olas-, trayendo consigo sus historias de maravilla y advertencia.