Hubo épocas en que era impensable que en la proa de un barco de cualquier tipo, no apareciese una figura más o menos sofisticada: el mascarón de proa. Era un adorno que, al apuntar al horizonte, parecía abrir el camino de su barco, ser su guía, velar por su seguridad y conducirlo a buen puerto. De aquellos mascarones de proa habla extensamente este libro, analizándolos bajo todos los aspectos.