El hallazgo del pecio Barceloneta I, correspondiente a un tipo de embarcación medieval del que no se ha podido encontrar ningún otro ejemplo en todo el Mediterráneo, amplifica la importancia mercantil que tenía Barcelona ya en el siglo XIII, con uno de los puertos dominantes en el comercio y la legislación marítima. Desde entonces, el puerto de Barcelona ha sido la infraestructura principal y el motor económico más importante de Cataluña.