Carlitos ha vivido siempre bajo el signo de la violencia. De niño, vio el cuerpo asesinado de su madre. De adolescente luchó por escapar a la miseria de la dictadura franquista. De adulto se lanzó a la aventura, la corrupción, el riesgo. Convertido en industrial, don Carlos divide su tiempo entre una vida pública respetable y una intensa actividad criminal.